A simple vista parecía un tipo común y corriente. Bruce McArthur trabajaba como jardinero y para ganarse unos dólares extras en el invierno canadiense personificaba a Papá Noel en un centro comercial de su ciudad. Se ponía la barba blanca, ya de por sí era rubio y tenía los cachetes colorados como Santa Claus, y se metía dentro del traje rojo y blanco para recibir las cartas con pedidos de los chicos.