El sistema de salud británico pondrá en marcha este año un estudio para comprobar los beneficios que podría tener prescribir ejercicio físico a la población y su impacto en la reducción de la carga asistencial. La intención del Gobierno británico es evaluar "la prescripción social" del ejercicio físico y ha aprobado un presupuesto de 15 millones de euros para realizarlo