El modelo económico de China está experimentando cambios significativos que podrían tener un impacto global. El país está invirtiendo en sectores como la manufactura, los vehículos eléctricos, las baterías y la energía renovable, con el objetivo de impulsar su economía y enfrentarse a Estados Unidos. Sin embargo, esta estrategia también está generando desequilibrios y afectando a otros países en desarrollo. China busca retener a las empresas en su territorio, lo que perjudica a países como India y algunas naciones africanas que aspiraban a convertirse en la próxima fábrica del mundo. Además, China está aumentando su superávit de productos manufacturados y su deuda sigue creciendo. Se espera que el crecimiento económico de China se mantenga entre el 3% y 4% en los próximos años.